Buscar este blog

domingo, 14 de septiembre de 2014

CONTAGIO


... Hace meses sufrí un contagio. Pero no un contagio de esos que se pillan en algún motel de carretera o en los lavabos de cualquier bar de copas a las tantas de la madrugada, no. Fue un contagio inmediato, de los que se transmiten sin necesidad de tocarse, tan sólo con la mirada. Un contagio que une. Ya sea por un instante, por un momento largo o para siempre, pero une. En mi caso creo que me he contagiado para siempre, porque, aunque me han contagiado otras veces, esta vez fue especial. Me contagié, me miró, le miré, nos miramos y sonreímos. No sé quién se lo contagió a quién, quizás fue él primero, no sé, el caso es que al verlo tapar su boca con la palma de la mano, sin poderlo remediar, yo también bostecé.